La Habana,
CUBA, 10 abr (ABI).- Esta es la declaración del décimo quinto encuentro del
Consejo Político de la Alianza Bolivariana para las Américas-Tratado de
Comercio de los Pueblos, celebrado en La Habana, Cuba.
Nosotros, los Ministros de
Relaciones Exteriores de los países miembros de la Alianza Bolivariana para las
Américas-Tratado de Comercio de los Pueblos, en la decimoquinta reunión de su
Consejo Político en La Habana:
Reconocemos la necesidad de
enfrentar unidos los desafíos para alcanzar el desarrollo sostenible, incluidas
nuestras vulnerabilidades como países del Caribe y en particular como Pequeños
Estados Insulares en Desarrollo, especialmente en las esferas económica y
medioambiental y para construir sociedades más justas y equitativas.
Afirmamos que el Caribe es
parte inseparable de Nuestra América y destacamos el papel de la CARICOM en el
proceso de integración regional.
Reafirmamos nuestra
solidaridad con la República de Haití, país por el que sentimos una histórica
deuda de gratitud, y el compromiso de continuar impulsando la cooperación con
esa nación, de acuerdo con las prioridades definidas por su gobierno y en pleno
respeto a su soberanía.
Hacemos énfasis, como acto
de justicia, en la importancia de la reparación e indemnización por los daños
ocasionados por el genocidio contra la población nativa y la esclavitud en el
Caribe, y en este sentido, respaldamos la labor de la Comisión de Reparaciones
de la CARICOM.
Expresamos nuestra profunda
preocupación por la inclusión de Estados miembros de la CARICOM en la lista de
jurisdicciones no cooperativas de la Unión Europea y hacemos un llamado a
reexaminar la lista con base en criterios objetivos y considerando los
compromisos implementados por los países, de acuerdo con las normas
internacionales reconocidas.
Asimismo, expresamos
nuestra profunda preocupación y rechazo a la disminución progresiva de las
relaciones de corresponsalía bancaria con los países en desarrollo, en
particular los Estados miembros de la CARICOM, debido a las acciones para la
disminución del riesgo por parte de algunas de las más grandes corporaciones de
la banca internacional, lo cual amenaza la estabilidad financiera de los países
afectados y limita sus esfuerzos por alcanzar el desarrollo y el crecimiento
socio-económico.
Enfatizamos la prioridad
urgente y global que representa el cambio climático y sus implicaciones
negativas para nuestras sociedades, ecosistemas y economías. En tal sentido,
nos comprometemos a reforzar la cooperación para fomentar una mayor adaptación
y mitigación, fortalecer la resiliencia y reducir nuestra vulnerabilidad, en
particular de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo y los países de
zonas costeras bajas.
Ratificamos la necesidad de
continuar fortaleciendo la cooperación y el intercambio de experiencias y
buenas prácticas en materia de gestión integral del riesgo de desastres en el
Caribe.
Reiteramos el llamado a
revisar y modificar los actuales criterios de "graduación" de los
países para recibir la Ayuda Oficial al Desarrollo, de modo que reflejen
adecuadamente la realidad y necesidades específicas de los países de renta
media altamente endeudados, en particular de los Estados caribeños, e integren
las diferentes dimensiones del desarrollo sostenible incluidas en la Agenda
2030.
Reiteramos nuestro
compromiso con la protección y conservación del medio ambiente y el uso
sostenible de los recursos naturales de la región, en particular los del Mar
Caribe.
En ese sentido,
expresamos nuestro firme rechazo a la utilización continua del Mar Caribe para
el tránsito y trasbordo de material nuclear y de desechos tóxicos y exhortamos
a los países que los producen y transportan, a que implementen de manera
urgente las medidas pertinentes para poner fin a tales actividades.
Además, los cancilleres
denuncian y condenan la disposición de un grupo de congresistas estadounidenses
conocidos por sus posiciones retrógradas, irrespetuosas e injerencistas, de
reintroducir en el Congreso de ese País una Propuesta de Ley conocida como
NICA-ACT.
Esta llamada NICA-ACT
constituye una perversa pretensión de imponer un bloqueo económico al pueblo y
Gobierno de Nicaragua, atentando contra el derecho de ese hermano país al
bienestar, la seguridad, el trabajo y la paz.
Es una nueva amenaza de las
muchas que a lo largo de la historia se han cernido sobre Nicaragua; un nuevo
intento de mentalidades imperialistas de apropiarse de Nicaragua, concediéndose
el derecho de intromisión destructiva en sus asuntos nacionales.
La llamada NICA-ACT apunta
a desestabilizar un país que vive en paz, un país reconocido por sus logros
sociales, económicos y de seguridad, en un exitoso modelo político de alianzas
y unidad en todos los campos.
Los países del ALBA
expresan su respaldo y solidaridad con el pueblo y Gobierno de Nicaragua, y
reiteran su rechazo a esta nueva agresión contra una nación que ha sabido
defender con dignidad su derecho al bienestar, la armonía social, la seguridad
y la paz.
En cuanto a Ecuador, los
cancilleres del ALBA-TCP, en ocasión de su XV Consejo Político hemos sido
informados sobre los resultados de la segunda vuelta de las elecciones
presidenciales celebradas en la hermana República del Ecuador, el pasado 2 de
abril de 2017, y hemos decidido:
Reconocer y felicitar el
triunfo del candidato del Movimiento Alianza País, y Presidente electo
compañero Lenin Moreno Garcés, que representa el inicio de una nueva etapa de
la Revolución Ciudadana en el Ecuador y la continuidad del compromiso de esa
hermana nación con la unidad y el desarrollo regional, así como con la defensa
de la soberanía de Nuestra América.
Resaltar nuestra convicción
de que las profundas transformaciones llevadas a cabo por la Revolución
Ciudadana en el Ecuador durante los últimos diez años, han sido esenciales para
el desarrollo socioeconómico del país, la ampliación del disfrute de las
libertades democráticas y derechos humanos de los ciudadanos y el
fortalecimiento de un Estado de derecho solidario y latinoamericanista
Denunciar los planes de un
sector de la oligarquía ecuatoriana, aliada a enemigos externos de los procesos
progresistas de América Latina y el Caribe, con apoyo de sus medios de
comunicación mercantiles, politizados y parcializados, para desconocer los
resultados de la voluntad popular consignada en las urnas por el pueblo
ecuatoriano pacífica y democráticamente en las elecciones presidenciales del 2
de abril, a pesar del amplio reconocimiento de la comunidad internacional y de
las misiones de observación y acompañamiento electoral que calificaron al
proceso electoral ecuatoriano como ejemplar.
Reafirmar la necesidad de
fortalecer la unidad, la concertación y la integración regional, para enfrentar
las amenazas, así como defender la soberanía, la libre determinación y el
derecho a la paz y al desarrollo de nuestros pueblos, basados en los principios
de la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz, firmada por los
Jefes de Estado y de gobierno de la región en la II Cumbre de la CELAC en La
Habana; convencidos de que todo intento por someternos o dividirnos estará
destinado al fracaso.
En referencia a Venezuela,
los ministros de Relaciones Exteriores de los países del ALBA-TCP, rechazamos
las agresiones y manipulaciones concertadas contra la hermana República
Bolivariana de Venezuela, así como los engaños y mentiras que amenazan tanto su
soberanía, independencia y estabilidad, como las de toda la región.
Condenamos la injerencista,
ilegal y proimperialista conducta del Secretario General de la OEA, así como
sus intentos por impedir el ejercicio del derecho soberano de la hermana
Venezuela a la democracia participativa, refrendada en su Constitución
bolivariana, plenamente coherente con la Carta de las Naciones Unidas y la
Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Exigimos a la OEA, que
presume de garante de la democracia en el hemisferio, explicar su selectividad
política, para amparar los golpes de Estado y la subversión contra gobiernos
progresistas y revolucionarios electos por el voto popular, así como su
silencio respecto a las desapariciones forzadas y a los asesinatos de
periodistas y líderes políticos y sociales.
Reclamamos el fin del
silencio cómplice de la OEA ante la construcción del muro contra México y
Nuestra América y las deportaciones masivas de migrantes latinoamericanos y
caribeños que huyen de la pobreza y la inseguridad en sus países, especialmente
las deportaciones que producen ruptura familiar y dejan a menores sin amparo.
Repudiamos los intentos de
la OEA de resucitar contra Venezuela, bajo falsas acusaciones de "amenazas
a la paz y la estabilidad colectivas", y mediante criterios politizados y
sesgados, los discursos y prácticas injerencistas que en el pasado condujeron a
agresiones, invasiones y ocupaciones militares de países y a crueles dictaduras
en el hemisferio.
Respaldamos a la Revolución
Bolivariana, que ha reivindicado los derechos y la dignidad de millones de
seres humanos dentro y fuera de sus fronteras, agradecemos su generosa
solidaridad y sus esfuerzos a favor de la unidad y la integración de nuestra
región, al tiempo que compartimos sus ideales de democracia, justicia social y
de apoyo a los oprimidos en cualquier parte del mundo.
Apoyamos los esfuerzos del
gobierno venezolano por el desarrollo y la prosperidad de su nación, con el
concurso de todos los sectores de la sociedad, así como su voluntad de conducir
un diálogo amplio, inclusivo, constructivo y respetuoso, sin injerencias ni
condicionamientos externos, para buscar soluciones a los principales problemas
que afectan la vida de sus ciudadanos.
Reconocemos los denodados
esfuerzos del gobierno del Presidente Nicolás Maduro Moros y sus esfuerzos
personales por impulsar el diálogo nacional y disolver diferencias.
Apreciamos la capacidad de
resistencia del bravo pueblo venezolano y la unión cívico-militar, baluartes
del ideario emancipador bolivariano.
Reafirmamos que la unidad y
los esfuerzos mancomunados nos permitirán enfrentar, en mejores condiciones,
los desafíos de toda índole que amenazan a la región. Es impostergable luchar y
defender una Latinoamérica y Caribe unida en su diversidad en la que
prevalezcan el respeto, las relaciones de amistad y cooperación, como establece
la Proclama de la América Latina y el Caribe como Zona de Paz.
Reafirmamos nuestra
convicción profunda de que preservar la independencia de Venezuela es preservar
la independencia, la unidad, la estabilidad y el desarrollo de la región.
¡Es la hora de la unidad, de la paz y la
esperanza!
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