OBITUARIO EN HONOR A RICARDO "EL FIERRO" FERRUFINOQ.E.P.D.
La hermana de Ricardo, Nélida nos cuenta que su familia ya desde antes su familia visitaba Oruro.
Mi madre Josefina, orureña de nacimiento, era la primera en añorar su ciudad natal Oruro, en las pulperías conocimos, las famosas galletas Ferrari Ghezzi donde estaba la imagen del diablo y papá siempre decía para Carnavales vamos a viajar… pero nunca pudimos realizar ese sueño. Veníamos a Oruro a comprar indumentaria de futbol para los campeonatos de interior mina, especialmente kachos de la calle 6 de octubre y Junín, también visitamos al padrino de mi papa un turco llamado Said Taja y su esposa Elizabeth Taja, quienes eran comerciantes de telas, que tenían su tienda ubicada frente a la Catedral.
También visitábamos el correo, donde tenía un pariente, era el padrino que vendía nueces, almendras, aceitunas, condimentos. Papá compraba algunos de estos manjares para luego deleitarnos en las “mil gradas” cerca al faro de Conchupata. Para retornar a la mina, nos llevaba a la plaza principal donde solíamos saborear unos exquisitos helados de canela, luego bajando admirábamos a los patos de la Castro de Padilla. Papá se compraba Turrón crocante y otros caramelos de la tienda “Brass” que incluso tenía su martillito para romper esos caramelos. Estos viajes momentáneos lo hacíamos cada año, pero luego se vino la relocalización en las minas. Por lo que papá fue retirado, eligiendo como lugar de residencia Oruro. La empresa dispuso movilidades para los que se iban del campamento, la mayoría se fueron a Cochabamba y nosotros a Oruro. La casa de la familia fue comprada a un tío lejano de mi mamá, con toda la indemnización que el gobierno de Barrientos le dio. Frente a nuestra casa estaba la cancha de pelota vasca y papá estuvo descontento, tarde se dio cuenta que no era el lugar ideal para él, puesto que era futbolista y decía que en la kajcha solo iban a apostar. Además de ello, la falta de baños higiénicos en los domicilios, por lo que era necesario ir a la plazuela de la ranchería, llegar al parque Topater, donde había baños públicos, la novedad era que se tenía que pagar el servicioRicardo recuerda que desde 1967 vive en la Ranchería, es decir cuando tenía 10 años, siempre jugaban en las noches fulbito, por eso varios de los rancheros fueron eximios jugadores. ¿Qué cómo se dedicó al boxeo? Pues don Pacifico Rojas, como Presidente del Club Rancheria era un verdadero cazatalentos. Él le dijo ― ¿Por qué no te dedicas al boxeo? Tuvimos nuestro gimnasio en la caro 6 de octubre ahí había un car skating ahí había un ring pequeño que era de don pacifico rojas ahí practicábamos todas las tardes.
― Me anime a practicar boxeo porque de joven era muy tímido, no sabía pelear, no sabía nada pero tenía estatura, así que Don Pacifico, me ofreció entrenar y acepte no se por quéEntraba desde muy temprano en la tarde hasta las 6 o 7, el trabajo consistía en golpear bolsa hacer ejercicios, agacharnos para fintear, saltar cuerda, todo nos decían del boxeo y seguir las instrucciones de los entrenadores que eran el señor Pinto, también Don Nestor Lara, Rene Castelo que fue campeón departamental, el gimnasio estaba ubicado en la Calle caro y 6 de octubre donde funcionaba un Skating y al fondo del edificio practicábamos. Su hermana Nélida recuerda que: “… Ricardo nos hacía hacer un simulacro de un ring, con sogas, nosotras de postes a las sillas y entrenaba con Rene y Jesús a pelear, yo le decía que de codazos, para defenderse, pero él nos decía que esto no era basquetbol” Con 17 años recién cumplidos empieza a prácticas boxeo y a los 18 debe cumplir con el servicio militar y con la base de este deporte, realiza su servicio militar en el Cuartel Camacho. Otras habilidades que lo destacaban, era que sabía jugar futbol en el Club Atletico Nacional, es por ello que casi no sintió el rigor de estar bajo bandera, puesto que estas habilidades le permitieron tener ciertos privilegios, ya que el Comandante del Cuartel, además fungía el cargo de Director del Instituto Departamental de Deportes (I.D.D.), por lo cual siempre estaba en busca de nuevos talentos, asumiendo que entrar al cuartel en esos años, implicaban varios castigos físicos con cadenas y palos, como también psicológicos además de una total ausencia de derechos humanos. Lo cierto es que una de las canteras para tener representantes orureños para los juegos nacionales de 1963 fue precisamente el cuartel, Ricardo practicaba cada día en el Estadium departamental, todos los días desde las tres de la tarde hasta las ocho de la noche, es por ellos que fue convocado a la Selección orureña. El mes de septiembre el equipo orureño participó en varias disciplinas en la ciudad de La Paz, el primer encuentro fue contra uno de los grandes favoritos, un boxeador de Santa Cruz, un muchacho alto y fornido, pero a pesar de esas ventajas Ricardo logró derrotarlo, el proceso de eliminación implicó un proceso selectivo, que prácticamente le permitió pasar a la final para enfrentar en la misma a un beniano similar e incluso superior al boxeador cruceño. El espacio pugilístico estaba lleno con la presencia de aficionados y las delegaciones que esperaban expectantes el espectáculo final, el coronel que había sido manager de Ricardo en su vida de cuartel, apresuró a subirse junto a su pupilo, momentos antes de comenzar el combate final y en un tono sereno pero decidido le dijo: ― ¡Si ganas esta pelea… de aquí mismo te vas a tu casa y regresas a fin de año, solo a recoger tu libreta! Estas palabras cayeron hondo en el ser del púgil amateur, dándole mayores bríos para conseguir la victoria, la estrategia que uso fue pegar y parar hasta ver vencido al enemigo, sin embargo el enemigo ocasional tampoco se dejaría ganar. El combate duro hasta dos minutos, la fuerte pegada de Ricardo dirigido hacia la quijada del detractor y los brazos largos que dominaban el uno, dos que no paraban hasta que el rival prácticamente cayó al suelo, aun sin entender como esa andada de golpes fueron terribles mazazos que lo dejaron atónito y viendo que su contendor era imparable, no se levantó, ya no pudo y simplemente ya no quiso continuar. El público vitoreó al nuevo campeón, toda la delegación de Oruro que participó del encuentro aplaudió y glorifico furiosamente el nombre de Ricardo y de su departamento, la banda de música que acompañaba el evento, toco una diablada. De esa manera Ricardo salió campeón nacional medalla de oro el año 1976. Al día siguiente se dio la premiación, siendo colocadas las preseas por el entonces Presidente de la Republica Hugo Banzer Suarez, entregaron al novel campeón un premio, un trofeo y la medalla de oro. El segundo campeonato nacional se desarrolló en Oruro, siendo la cancha oficial de basquet de la calle La Paz, el escenario donde se desarrollaron muchas de esas pruebas, Ricardo también participó lo que le permitió defender su título, primero peleo con un beniano y luego peleó con un cochabambino que se llamaba Luis Canedo. Para intimidar a Ricardo y a otros boxeadores, se anoticio que el entrenador del Kochalo era el ex campeón sudamericano Ricardo Meruvia, ¡se imaginan el tipo de entrenamiento y los terribles secretos! que el campeón sudamericano enseño a Canedo, quizás más de uno se hubiera sentido intimidado! pero Ricardo no.
Fuera del ring, todos los amigos de la Rancheria gritaban y alentaban al campeón local gritaban “fierro”, “fierro”, porque Ricardo apellida Ferrufino. El primer round estuvo parejo, ¡Canedo, era bueno, también tenía lo suyo! Compartieron caricias pugilísticas centrando su ataque a la cabeza y a la quijada, al final del round se pudo ver que Canedo estaba lastimado. En el segundo round Ferrufino quiso acabar el match y no paro con el 1,2; 1,2, la multitud rugía de entusiasmo. Los gritos de “Fierro… Fierro” acompañaban los jab rectos y cruzados que arrojaba el campeón sin dejar reaccionar al contrincante Canedo no quería dejar escapar la victoria e igualmente atacó lo que obligo a Ricardo a agacharse para amagar los golpes, pero sin querer se topó con la ceja del contrincante, saliendo abundante sangre de la ceja partida. El árbitro viendo la situación, paró la pelea, solicito la presencia del médico, quien reviso a Canedo y dijo que esto no iba más, sino la ceja lastimada podría empeorar… en ese sentido el juez determinó knock out técnico, de esa manera Ferrufino fue campeón nacional por segunda vez, en 1977. En medio del regocijo general, el Periódico La Patria le dio un trofeo, por su parte el Rotary Club le otorgo un diploma de distinción. Luego fue convocado a La Paz, donde el Presidente de la Republica, el General David Padilla Arancibia miembro de la junta militar, le entregó una medalla de oro y un premio. Tiempo después en 1981, se desarrollaron los juegos en Potosí, allí Ricardo llego al tercer lugar, tenía más edad y surgían nuevos valores ¡el tiempo implacable había hecho efecto en el bicampeón!
A pesar de ello, se reunía con los niños y jóvenes para entrenarlos, todos daban vueltas trotando a la ranchería y eran preparados para defensa personal, con la ayuda de antiguos boxeadores que también buscaban a nuevos valores de este deporte. En los primeros años, cuando aún nadie creía en él, donde para salir a pelear tenía que comprarse la tela piel de lobo, para hacerla coser la bata de boxeador con el sastre Condarco, el tiempo empezó a ser más benévolo con este deportista. Fue José “el chuncho” Verduguez, astro del basquetbol orureño, quien le ayudo a trabajar como Secretario en la Prefectura de Oruro, cuando el Chuncho fungía como Prefecto. Ricardo compró un camión que podía manejar gracias a la autorización que el Prefecto Verduguez le dio con su garantía personal, puesto que Ferrufino tenía licencia B, como también jugaba al fulbito fue invitado por los choferes de flota nobleza para formar parte de su equipo, incluso representó al club 4 de enero de la Policia, incluso le ofrecieron formar parte de esta institución, pero la sangre le llamaba a la carretera y por eso se especializó en el transporte internacional, por diferentes azares de la vida tuvo que salir de Oruro y radicó en Cochabamba y luego Santa Cruz, siempre con su profesión como chofer. Con el transcurso de los años, algunas instituciones reconocieron sus antiguas glorias y le dieron diferentes reconocimientos como el caso del Gobierno Autonomo Municipal de Oruro, que felicitó a los deportistas de antaño, incluso el Barrio de la Ranchería le otorgó un diploma.
― Nunca incursione a nivel profesional, eso lo hizo mi hermano Rene Ferrufino, dijo el excampeón.
La hermana de Ricardo, Nélida nos cuenta que su familia ya desde antes su familia visitaba Oruro.
Mi madre Josefina, orureña de nacimiento, era la primera en añorar su ciudad natal Oruro, en las pulperías conocimos, las famosas galletas Ferrari Ghezzi donde estaba la imagen del diablo y papá siempre decía para Carnavales vamos a viajar… pero nunca pudimos realizar ese sueño.
Veníamos a Oruro a comprar indumentaria de futbol para los campeonatos de interior mina, especialmente kachos de la calle 6 de octubre y Junín, también visitamos al padrino de mi papa un turco llamado Said Taja y su esposa Elizabeth Taja, quienes eran comerciantes de telas, que tenían su tienda ubicada frente a la Catedral.
También visitábamos el correo, donde tenía un pariente, era el padrino que vendía nueces, almendras, aceitunas, condimentos. Papá compraba algunos de estos manjares para luego deleitarnos en las “mil gradas” cerca al faro de Conchupata.
Para retornar a la mina, nos llevaba a la plaza principal donde solíamos saborear unos exquisitos helados de canela, luego bajando admirábamos a los patos de la Castro de Padilla. Papá se compraba Turrón crocante y otros caramelos de la tienda “Brass” que incluso tenía su martillito para romper esos caramelos.
Estos viajes momentáneos lo hacíamos cada año, pero luego se vino la relocalización en las minas. Por lo que papá fue retirado, eligiendo como lugar de residencia Oruro.
La empresa dispuso movilidades para los que se iban del campamento, la mayoría se fueron a Cochabamba y nosotros a Oruro. La casa de la familia fue comprada a un tío lejano de mi mamá, con toda la indemnización que el gobierno de Barrientos le dio. Frente a nuestra casa estaba la cancha de pelota vasca y papá estuvo descontento, tarde se dio cuenta que no era el lugar ideal para él, puesto que era futbolista y decía que en la kajcha solo iban a apostar.
Además de ello, la falta de baños higiénicos en los domicilios, por lo que era necesario ir a la plazuela de la ranchería, llegar al parque Topater, donde había baños públicos, la novedad era que se tenía que pagar el servicio
Ricardo recuerda que desde 1967 vive en la Ranchería, es decir cuando tenía 10 años, siempre jugaban en las noches fulbito, por eso varios de los rancheros fueron eximios jugadores.
¿Qué cómo se dedicó al boxeo? Pues don Pacifico Rojas, como Presidente del Club Rancheria era un verdadero cazatalentos. Él le dijo ― ¿Por qué no te dedicas al boxeo?
Tuvimos nuestro gimnasio en la caro 6 de octubre ahí había un car skating ahí había un ring pequeño que era de don pacifico rojas ahí practicábamos todas las tardes.
― Me anime a practicar boxeo porque de joven era muy tímido, no sabía pelear, no sabía nada pero tenía estatura, así que Don Pacifico, me ofreció entrenar y acepte no se por qué
Entraba desde muy temprano en la tarde hasta las 6 o 7, el trabajo consistía en golpear bolsa hacer ejercicios, agacharnos para fintear, saltar cuerda, todo nos decían del boxeo y seguir las instrucciones de los entrenadores que eran el señor Pinto, también Don Nestor Lara, Rene Castelo que fue campeón departamental, el gimnasio estaba ubicado en la Calle caro y 6 de octubre donde funcionaba un Skating y al fondo del edificio practicábamos.
Su hermana Nélida recuerda que: “… Ricardo nos hacía hacer un simulacro de un ring, con sogas, nosotras de postes a las sillas y entrenaba con Rene y Jesús a pelear, yo le decía que de codazos, para defenderse, pero él nos decía que esto no era basquetbol”
Con 17 años recién cumplidos empieza a prácticas boxeo y a los 18 debe cumplir con el servicio militar y con la base de este deporte, realiza su servicio militar en el Cuartel Camacho.
Otras habilidades que lo destacaban, era que sabía jugar futbol en el Club Atletico Nacional, es por ello que casi no sintió el rigor de estar bajo bandera, puesto que estas habilidades le permitieron tener ciertos privilegios, ya que el Comandante del Cuartel, además fungía el cargo de Director del Instituto Departamental de Deportes (I.D.D.), por lo cual siempre estaba en busca de nuevos talentos, asumiendo que entrar al cuartel en esos años, implicaban varios castigos físicos con cadenas y palos, como también psicológicos además de una total ausencia de derechos humanos.
Lo cierto es que una de las canteras para tener representantes orureños para los juegos nacionales de 1963 fue precisamente el cuartel, Ricardo practicaba cada día en el Estadium departamental, todos los días desde las tres de la tarde hasta las ocho de la noche, es por ellos que fue convocado a la Selección orureña.
El mes de septiembre el equipo orureño participó en varias disciplinas en la ciudad de La Paz, el primer encuentro fue contra uno de los grandes favoritos, un boxeador de Santa Cruz, un muchacho alto y fornido, pero a pesar de esas ventajas Ricardo logró derrotarlo, el proceso de eliminación implicó un proceso selectivo, que prácticamente le permitió pasar a la final para enfrentar en la misma a un beniano similar e incluso superior al boxeador cruceño.
El espacio pugilístico estaba lleno con la presencia de aficionados y las delegaciones que esperaban expectantes el espectáculo final, el coronel que había sido manager de Ricardo en su vida de cuartel, apresuró a subirse junto a su pupilo, momentos antes de comenzar el combate final y en un tono sereno pero decidido le dijo:
― ¡Si ganas esta pelea… de aquí mismo te vas a tu casa y regresas a fin de año, solo a recoger tu libreta!
Estas palabras cayeron hondo en el ser del púgil amateur, dándole mayores bríos para conseguir la victoria, la estrategia que uso fue pegar y parar hasta ver vencido al enemigo, sin embargo el enemigo ocasional tampoco se dejaría ganar.
El combate duro hasta dos minutos, la fuerte pegada de Ricardo dirigido hacia la quijada del detractor y los brazos largos que dominaban el uno, dos que no paraban hasta que el rival prácticamente cayó al suelo, aun sin entender como esa andada de golpes fueron terribles mazazos que lo dejaron atónito y viendo que su contendor era imparable, no se levantó, ya no pudo y simplemente ya no quiso continuar.
El público vitoreó al nuevo campeón, toda la delegación de Oruro que participó del encuentro aplaudió y glorifico furiosamente el nombre de Ricardo y de su departamento, la banda de música que acompañaba el evento, toco una diablada. De esa manera Ricardo salió campeón nacional medalla de oro el año 1976.
Al día siguiente se dio la premiación, siendo colocadas las preseas por el entonces Presidente de la Republica Hugo Banzer Suarez, entregaron al novel campeón un premio, un trofeo y la medalla de oro.
El segundo campeonato nacional se desarrolló en Oruro, siendo la cancha oficial de basquet de la calle La Paz, el escenario donde se desarrollaron muchas de esas pruebas, Ricardo también participó lo que le permitió defender su título, primero peleo con un beniano y luego peleó con un cochabambino que se llamaba Luis Canedo.
Para intimidar a Ricardo y a otros boxeadores, se anoticio que el entrenador del Kochalo era el ex campeón sudamericano Ricardo Meruvia, ¡se imaginan el tipo de entrenamiento y los terribles secretos! que el campeón sudamericano enseño a Canedo, quizás más de uno se hubiera sentido intimidado! pero Ricardo no.
Fuera del ring, todos los amigos de la Rancheria gritaban y alentaban al campeón local gritaban “fierro”, “fierro”, porque Ricardo apellida Ferrufino.
El primer round estuvo parejo, ¡Canedo, era bueno, también tenía lo suyo! Compartieron caricias pugilísticas centrando su ataque a la cabeza y a la quijada, al final del round se pudo ver que Canedo estaba lastimado.
En el segundo round Ferrufino quiso acabar el match y no paro con el 1,2; 1,2, la multitud rugía de entusiasmo. Los gritos de “Fierro… Fierro” acompañaban los jab rectos y cruzados que arrojaba el campeón sin dejar reaccionar al contrincante
Canedo no quería dejar escapar la victoria e igualmente atacó lo que obligo a Ricardo a agacharse para amagar los golpes, pero sin querer se topó con la ceja del contrincante, saliendo abundante sangre de la ceja partida.
El árbitro viendo la situación, paró la pelea, solicito la presencia del médico, quien reviso a Canedo y dijo que esto no iba más, sino la ceja lastimada podría empeorar… en ese sentido el juez determinó knock out técnico, de esa manera Ferrufino fue campeón nacional por segunda vez, en 1977.
En medio del regocijo general, el Periódico La Patria le dio un trofeo, por su parte el Rotary Club le otorgo un diploma de distinción. Luego fue convocado a La Paz, donde el Presidente de la Republica, el General David Padilla Arancibia miembro de la junta militar, le entregó una medalla de oro y un premio.
Tiempo después en 1981, se desarrollaron los juegos en Potosí, allí Ricardo llego al tercer lugar, tenía más edad y surgían nuevos valores ¡el tiempo implacable había hecho efecto en el bicampeón!
A pesar de ello, se reunía con los niños y jóvenes para entrenarlos, todos daban vueltas trotando a la ranchería y eran preparados para defensa personal, con la ayuda de antiguos boxeadores que también buscaban a nuevos valores de este deporte.
En los primeros años, cuando aún nadie creía en él, donde para salir a pelear tenía que comprarse la tela piel de lobo, para hacerla coser la bata de boxeador con el sastre Condarco, el tiempo empezó a ser más benévolo con este deportista.
Fue José “el chuncho” Verduguez, astro del basquetbol orureño, quien le ayudo a trabajar como Secretario en la Prefectura de Oruro, cuando el Chuncho fungía como Prefecto.
Ricardo compró un camión que podía manejar gracias a la autorización que el Prefecto Verduguez le dio con su garantía personal, puesto que Ferrufino tenía licencia B, como también jugaba al fulbito fue invitado por los choferes de flota nobleza para formar parte de su equipo, incluso representó al club 4 de enero de la Policia, incluso le ofrecieron formar parte de esta institución, pero la sangre le llamaba a la carretera y por eso se especializó en el transporte internacional, por diferentes azares de la vida tuvo que salir de Oruro y radicó en Cochabamba y luego Santa Cruz, siempre con su profesión como chofer.
Con el transcurso de los años, algunas instituciones reconocieron sus antiguas glorias y le dieron diferentes reconocimientos como el caso del Gobierno Autonomo Municipal de Oruro, que felicitó a los deportistas de antaño, incluso el Barrio de la Ranchería le otorgó un diploma.
― Nunca incursione a nivel profesional, eso lo hizo mi hermano Rene Ferrufino, dijo el excampeón.