Nestor Suxo Ch.
La soberanía alimentaria en Bolivia no puede entenderse solamente desde la capacidad de producir alimentos, sino también desde los modos en que se los comunica y construye socialmente el valor de la agricultura campesina. La comunicación entones hace de bisagra entre productores rurales, consumidores urbanos y el Estado, articulando discursos, prácticas y políticas que fortalezcan la sustentabilidad y la seguridad alimentaria; para de esta manera asistir a una narrativa de identidad cultural, arraigo territorial y resiliencia frente a los desafíos del cambio climático y la pobreza rural.
Agricultura familiar
En nuestro país, la agricultura familiar es una actividad laboral y productiva caracterizada por el uso de la fuerza de trabajo de los propios integrantes del hogar: padres, hijos y, en algunos casos, abuelos, suegros y nietos. Se trata de un proceso que vincula directamente a la familia con la tierra y la naturaleza, generando beneficios no solo para el núcleo familiar, sino también para la sociedad en su conjunto.
En las áreas rurales, de tradición agrícola, esta modalidad se distingue por producir alimentos desde el entorno familiar. Sin embargo, la crisis económica que afecta a muchas familias en las ciudades, especialmente en zonas periféricas, ha impulsado a quienes poseen experiencia agrícola a cultivar principalmente hortalizas, incluso en espacios urbanos reducidos.
Sustentabilidad
La experiencia acumulada por numerosas familias dedicadas a la agricultura familiar demuestra que esta constituye una estrategia eficaz para enfrentar la pobreza y la inseguridad alimentaria. Además, es una fuente principal de empleo agrícola que genera estabilidad y arraigo social.
En este contexto, la Agricultura Familiar Sustentable y Comunitaria (AFSC) cumple un papel crucial en la seguridad alimentaria, el fortalecimiento de la economía plural y la reducción de la pobreza rural. Su base social se encuentra en las organizaciones económicas y comunidades campesinas, y coadyuva al fortalecimiento del modelo económico agrícola comunitario y familiar, esencial para garantizar alimentos sanos y accesibles en el país. (Tello, 2011)
La producción campesina se sustenta en intercambios ecológicos que aseguran la alimentación y permiten la venta en mercados locales, generando confianza, estabilidad y autogestión. Este modelo se encuentra respaldado por la Ley N° 3525, cuyo objetivo es regular, promover y fortalecer sosteniblemente la producción agropecuaria y forestal no maderable ecológica en Bolivia, esta norma establece que no basta con producir más alimentos, sino que estos deben ser de calidad, inocuos para la salud y respetuosos con la biodiversidad, además de accesibles para toda la población. Asimismo, los procesos de producción, transformación, industrialización y comercialización no deben causar impactos negativos en el medio ambiente. (Art. 1°)
La norma abre espacios de diálogo entre el sector público y la sociedad civil para implementar acciones en favor de una agricultura ecológica con capacidad de transformación, industrialización y comercialización. (Art. 2°) De ese modo, se busca garantizar una producción sustentable y competitiva en el mercado nacional.
El carácter sustentable de la agricultura campesina se refleja en experiencias locales, como las declaraciones de municipios que se han constituido en “municipios ecológicos” en alianza con organizaciones de productores. Ejemplo de ello son el III Congreso de Agricultura Sostenible (Cochabamba, 2010) y el I Encuentro de Municipios Ecológicos de Bolivia (Cochabamba, 2010), instancias que analizaron avances y retos de la agricultura sostenible y ecológica. (Tello, 2011)
Asimismo, la capacidad organizativa de los productores se evidencia en el Consejo Nacional de Producción Ecológica (CNAPE), creado en 2009, que coordina el programa de integración de productores ecológicos andinos indígenas a nuevas cadenas de valor nacionales y mundiales. Entre sus metas destaca el incremento de la producción ecológica de campesinos e indígenas de bajos ingresos, priorizando el mercado nacional mediante normas, políticas y servicios tecnológicos y financieros favorables. (Tello, 2011)
Obstáculos
A pesar de sus avances, la agricultura campesina enfrenta diversos obstáculos que limitan su desarrollo:
La falta de mecanismos de gestión de riesgos por parte de los ministerios de desarrollo, frente a fenómenos como el cambio climático, plagas o enfermedades.
La ausencia de acceso oportuno a semillas certificadas, lo que genera desigualdades y contradice los alcances de la Ley N° 3525.
La escasa cooperación municipal para fomentar el consumo de productos ecológicos, por ejemplo, en programas de desayuno escolar.
La inaccesibilidad a créditos bancarios, fondos rotatorios o subsidios que permitan modernizar la agricultura familiar.
La carencia de infraestructura pública básica (riego, caminos, transporte) que facilite la comercialización.
La falta de tecnología ecológica y asesoría profesional en fitopatología, así como la ausencia de métodos fitogenéticos para mejorar variedades de semillas.
Normativas que limitan el acceso a tierras de cultivo necesarias para garantizar una alimentación sana y suficiente.
De superarse estos obstáculos, sería posible estimular a nuevas generaciones de hombres y mujeres que hoy carecen de fuentes laborales. Con el apoyo estatal, podrían implementarse programas orientados a mejorar la calidad de vida mediante acceso a vivienda, salud y educación, principios fundamentales de la Constitución.
Comunicación agraria: puente hacia la soberanía alimentaria
La lectura de la comunicación desde el ámbito agrario se presenta como una herramienta estratégica para superar los obstáculos mencionados y consolidar la soberanía alimentaria en Bolivia, porque la comunicación agraria no se limitaría a transmitir información, sino construir confianza, identidad y participación social.
Entre sus principales aportes se destacan: a) campañas educativas rurales y urbanas que difundan el valor de la agricultura familiar sustentable en medios comunitarios y digitales; radios comunitarias y ferias ecológicas como espacios de intercambio de saberes y promoción de productos locales; plataformas digitales campesinas que conecten productores con consumidores, brindando información sobre precios, ferias y prácticas ecológicas y unas narrativas de identidad local, regional y nacional que posicionen el consumo de productos campesinos como un acto de soberanía y orgullo nuestro.
Así, una comunicación agraria se convertiría en una bisagra entre productores, consumidores y Estado, logrando que los avances en sustentabilidad se traduzcan en políticas públicas efectivas, participación social y acceso equitativo a alimentos de calidad.
Referencias
Tello, J. (Ed.). (2011, mayo). Agricultura familiar: Agroecología campesina en la Comunidad Andina. Comunidad Andina. https://www.comunidadandina.org/StaticFiles/2011610181827revista_agroecologia.pdf
Estado Plurinacional de Bolivia. (2006, noviembre 21). Ley N° 3525: Ley de regulación y promoción de la producción agropecuaria y forestal no maderable ecológica. Gaceta Oficial de Bolivia.







