Nestor Suxo Ch.
En estas líneas desplegamos algunas de las ideas de la Metafísica de la expresión, de Nicol (1957) que desarrolla una reflexión ontológica, a propósito de la expresividad humana. En ese análisis el término expresividad no se sitúa como un elemento secundario, sino como el núcleo constitutivo del ser. Precisamente, el hombre es en cuanto expresa y su existencia se realiza en la manifestación de sí mismo, es este el hilo conductor que atraviesa todo el texto, mismo que se despliega sobre todo en los capítulos: el que expresa; lo que expresa y cómo expresa.
No obstante, la expresividad no puede desligarse de la comunicación, porque la comunicación inaugura un acto de encuentro entre seres humanos a través de la palabra para fundar una comunidad; entonces, la comunicación se constituye asimismo en el lugar óntico en el que la manifestación del ser se hace compartida; al respecto, Nicol establece que la expresividad es siempre histórica y comunitaria: “La expresión acontece en el tiempo y en la comunidad.” (1957, p. 150) En este contexto, la comunicación es la bisagra que transforma la interioridad en presencia social, logrando que lo expresado se transforme en experiencia compartida.
Sigamos, los tres capítulos mencionados: el sujeto que se manifiesta, el contenido de esa manifestación y la forma en que se realiza, nos arroja a pensar nuestra realidad inmediata; es decir, más allá de la pobreza y la miseria, están presentes también diversas formas de negación de la voz a los “otros”; por lo que es posible pensar en la necesidad de liberar la expresividad y la comunicación como partes fundamentales para una convivencia.
El que expresa
Respecto del sujeto expresivo, Nicol afirma: “El hombre no es un ser que primero existe y luego se expresa; su ser consiste en expresarse.” (p. 143) Afirmación radical que cuestiona la tesis de que la expresión sea un añadido o una función secundaria; por el contrario, la expresividad del sujeto es la primera modalidad de ser del hombre, la expresividad es inseparable de la existencia misma.
Decíamos con Nicol que el que expresa no vive en el vacío, sino en el tiempo y en la comunidad, lo que conlleva que el sujeto que se manifiesta lo hace desde un contexto social y cultural determinados; sin embargo, en nuestra cotidianeidad los rostros taciturnos, las manos callosas o los pies descalzos son la manifiesta metafísica de la expresividad humana, pero que son silenciados por la indiferencia e invisibilizados políticamente y sus voces reducidos a un murmullo marginal, negándolos así de su condición expresiva del sujeto; esta negación del sujeto expresivo es la marca de la exclusión.
Lo que expresa
Si así negado está el que expresa, qué es lo que expresa. Para nuestro autor, lo que expresa el sujeto es el mensaje de esa expresividad: Lo que se expresa no es un objeto exterior, sino la interioridad misma del ser, su mundo vivido.” (p. 201) Aunque el discurso oficial los excluya o por quienes tienen más, la expresividad revela “nomás” la verdad del sujeto excluido, su mundo de vida, sus experiencias, sus sentires y su historia.
Cuantas veces, ese discurso dominante que manipula, anula, reprime, oculta el hambre, falsea la expresividad del ser que se expresa (p. 207) no logra aniquilar a ese “otro” que busca, interpela y quiere afirmarse sin más y vivir así su dimensión óntica. La tensión entre quienes viven por expresarse y viven una expresión falsa ratifican una forma de violencia contra aquello que se expresa.
Cómo expresa
Con el cómo expresa, Nicol, afirma: “La forma no es un accidente de la expresión, sino su esencia misma” (p. 245). Para el autor, el cómo expresa el sujeto determina el sentido de lo expresado, modalidades de esa forma expresiva están, en primer lugar, el lenguaje, el cuerpo, los gestos, las señas o la misma miseria, son modos de ser en el mundo. El cómo expresa está mediada: “No existe expresión pura; siempre pasa por formas culturales, históricas y sociales” (p. 249) que conlleva que el modo en que se expresa el sujeto está condicionado por su contexto sociocultural; así, en nuestro mundo de la vida, el cómo se expresa viene de la mano de la diversidad lingüística, la falta de trabajo o la falta de acceso a la educación; no obstante: “El hombre, aun en la miseria, se expresa; porque callar sería dejar de ser.” (p. 253) O, lo que es lo mismo, el ser que expresa puede estar negado social, cultural o económicamente, pero no está negado plenamente porque de alguna manera esa forma de expresividad o lo que expresa y cómo expresa es “la dignidad del hombre, porque en ella se revela su ser” (p. 261), por lo que, aunque las débiles voces y modalidades metafísicas del “otro” no son un añadido, sino la esencia misma de su expresividad humana.
Referencia
Nicol, E. (1957). Metafísica de la expresión. México: Fondo de Cultura Económica.







