LA MEJOR IMPORTADORA
DE ALIMENTOS DE ORURO:
LA CASA PEDRO LLANQUE Y HERMANOS
Por Humberto Apaza Orozco (*)
Los hermanos Llanque tenían la mejor casa importadora de alimentos de Oruro. Los almacenes grandes, enormes, sorprendentes, acogían a 20 empleados, incluyendo un contador y después se abrieron sucursales en La Paz, Viacha y Guaqui con no menos de 30 trabajadores. Los alimentos se traían en forma directa desde Europa, Estados Unidos y Argentina (cuando era el país más próspero y productivo), para atender a miles de familias de la ciudad y los centros mineros.
Pedro Llanque inició la aventura con apenas Bs. 500
de capital. Durante tres años trabajó solo, pero tenía 20 empleados. Las ventas
mejoraron y cambió totalmente el negocio en la calle Presidente Montes (antes
se llamaba Gobierno), cerca de la calle Cochabamba. Después, abrió otro almacén
en la calle Cochabamba. Era un negocio excepcional. No había otro sistema
comercial que se levantó a base de “perseverancia, honradez y fe en el éxito”.
Era un ejemplo de Bolivia, cuando la mejor moneda era la libra esterlina,
creada en Inglaterra en base a la plata, cobre y otros metales. Después de la
primera guerra mundial, se consolidó el dólar estadounidense también en Bolivia
y desplazó a la libra esterlina. Inglaterra ingresó en crisis y Estados Unidos
se convirtió en potencia mundial desde 1920.
“En cuanto suena en los oídos el apellido Llanque,
se descubre desde luego que él no es exótico, como sucede con la generalidad de
cuantos han escalado una situación expectable. Ellos lucen con orgullo el noble
abolengo de los primeros y legítimos pobladores de estas tierras bolivianas que
habrán de surgir esplendentes a multiplicarse en su suelo”, advierte el libro
Guía General de Bolivia de 1090 páginas.
Durante los primeros tres años, la Casa Pedro
Llanque tenía prestigio internacional y sus capitales eran cuantiosos. Tenía
crédito a nivel mundial y, por eso, se dedicaba a importar leche desde Holanda,
harina de Argentina, aceites de oliva de España, azúcar, sardinas y una
variedad de productos desde diferentes partes de Europa y Estados Unidos. Miles
de mineros y sus familias llegaban a Oruro, como siempre, los sábados y se
encargaban de comprar los mejores productos de la casa principal. Los empleados
cargaban y descargaban productos casi todos los días. La contabilidad era
rigurosa a cargo de Zenón Ruiz G., el contador de mayor experiencia de Oruro de
aquellos tiempos.
