Por: Ricardo Jorge Llanque Ferrufino
Como nosotros ha corrido en la vida, escapando por una travesura,
para llegar al colegio o por diversión, en el cerro y la pastura
pero … mientras muchos hemos perdido esa habilidad
de tener a nuestro cuerpo y al viento en frecuencia,
Él, ha convertido el atletismo en una verdadera ciencia
Le dicen Hector “el Puma” Garibay…
¡Nadie le regalo nada!, pero hoy, muchos hablan de él
¡Que mezquindad! Tratar de ser alguien, arañando su piel
El Puma jamás pidió nada a nadie, ama su deporte y es su obsesión
¡Héctor lucha contra el propio Héctor!, porque quiere probar su nivel.
Le dicen Hector “el Puma” Garibay
Piernas de oro, zapatillas de plata y estaño
¡No puede rendirse!, porque no conoce esa palabra
¿Qué hora es? ... ¿Que eres?... ¿Dónde estás Garibay?
Cuantas veces te dijeron ríndete… vete a casa, ¡no eres para este escaño!
¡El puma, está en Paris!, luchando contra los mejores.
Corre, disfruta, supera, ¡te flaquean las piernas!, todos quieren rebasarte
La resistencia está al límite… ¡No puedes más… tienes dolores!
Pero no quieres abandonar, en este instante eterno a tu nación
¡No hay nadie!… la sencilla complejidad es tu lucha de autocrucificarte
Y así veo pasar… al Puma Garibay que corre en la noche para atrapar a la aurora…