DÍA DEL ÁRBOL
Por: Norma Mollo Mollo
Según la Fundación Tierra desde 2015 hasta la fecha se habrían quemado alrededor de 40.855.628 hectáreas de bosque y pastizales principalmente en seis regiones Santa Cruz, Beni, Pando, Cochabamba, Tarija y norte de La Paz, siendo este año el de más devastación con alrededor de 7 millones de hectáreas hasta la fecha.
Muchas instituciones, profesionales y sociedad en su conjunto se han pronunciado sobre la importancia del bosque y su impacto en la vida misma, se han cuestionado los chaqueos como una práctica tradicional, que han llegado a un punto criminal ¿pero quienes son los causantes de las quemas?.
Las acciones realizadas por el gobierno, instituciones, personas voluntarias y las comunidades indígenas originaria viven impotentes la quema de su hábitat. El impacto económico, ecológico, social y cultural que tiene, es una catástrofe en todos los sentidos.
¿Cuál será el impacto en el altiplano de los incendios en la amazonia boliviana?, Para muchos, parece alejado el desastre ambiental. Sin embargo, lo primero que observamos es una densa humareda, que perjudica a la visibilidad, especialmente por las mañanas. La presencia de las partículas suspendidas, que han caído en forma de cenizas en varias regiones, generando un problema grave ya que eso es básicamente dióxido de carbono que se ha estado aspirando, no se sabe cuál fue la cantidad precipitada y cuán dañino será para la salud.
Los bosques naturales si bien se encuentran entre 200 a 400 metros sobre el nivel del mar y el altiplano está sobre los 3000 a 4000 metros sobre el nivel del mar, en el ciclo del agua son estos bosques son los que generan agua por evaporación, por ejemplo, un roble grande transpira 1600 litros de agua por día, si se cuantifican los árboles en los 5 millones de hectáreas que se están quemando ahora mismo, ¿cuánto de agua se habría generado? El agua que evapora se condensa a medida que sube y obviamente nuestra región se beneficia con este acto natural, de ahí caen las precipitaciones en forma de lluvia, nieve o granizo. Entonces, al quedar los bosques sin árboles estaríamos interrumpiendo el ciclo del agua con la consecuencia de que la precipitación pluvial disminuirá drásticamente; nuestro ecosistema se convertirá en más seco, con menos lluvia, y con fuertes vientos. Es decir, la sequía será más frecuente, lo que puede imposibilitar aún más la actividad agrícola convirtiéndonos en un ecosistema muy parecido a un desierto.
Los alimentos se producen más en el oriente, creíamos que era el valle, pero en los últimos años se advierte que es el oriente, con excepción de la quinua, hortalizas, ovinos, llamas y vacunos en poca cantidad. Es preocupante la escasez en la producción de frutas como la naranja, mandarina, papaya, limón y otros que se profundizará aun más. Ni que decir de la madera y el papel que seguramente desaparecerán y simplemente serán un recuerdo.
Con los incendios el cambio climático será más severo en nuestro medio, la biodiversidad se reducirá a pocas especies y por ende también la fauna que depende de los pastizales. El lago Poopó es un ejemplo, se convirtió en un lago estacionario, en el futuro será un erial con bastante salinidad y elementos químicos nocivos, el nevado Sajama que es un emblema para nosotros, perderá su capa de nieve como ya está sucediendo y en consecuencia los cuerpos de agua como las lagunas y ríos que son fuente para la agricultura y ganadería se habrán secado.
Por lo visto, continuará la quema de los bosques, pareciera que es una política de Estado, los empresarios agropecuarios del oriente, los interculturales (colonizadores) no tienen piedad de la naturaleza, vano son los gritos de las comunidades indígenas, de las personas con conciencia. Seguro al próximo año en estas mismas fechas, nuevamente estaremos con las mismas escenas y con el mismo lamento.
¿Cómo recordaremos el día del Árbol con estos hechos?
Norma Mollo Mollo
CEPA